lunes, 13 de agosto de 2018

Aunque Wall Street se resista, Bitcoin nació para descentralizar

3 de enero de 2009. El bloque génesis de Bitcoin no solo marcó el inicio de la cadena de bloques, sino que, además, en él quedó grabado el titular del diario británico The Times de ese mismo día, el cual enunciaba: “Chancellor on brink of second bailout for Banks” (“Canciller a punto de segundo rescate para los bancos”). De esa forma, quedaba como huella inmutable la razón de ser de esta tecnología: prescindir de las autoridades centrales que fungen como intermediarios financieros entre pares y que han provocado crisis económicas.

¿Cómo lo haría Bitcoin? Dándole el poder de sus finanzas a sus respectivos dueños a través de un nuevo sistema financiero descentralizado.

05 de agosto de 2018. 9 años, 7 meses y 2 días después de aquel primer bloque minado en Bitcoin, el ICE (Intercontinental Exchange) anuncia sus intenciones de crear una plataforma regulada que funcione como un cauce del mercado de Bitcoin, un intento de consolidar las expectativas que hay sobre una tecnología que el dueño de la compañía sugiere que nació defectuosa.

Además de ser una afirmación arrogante, que representa los intereses de un grupo de personas ataviadas con una moral engañosa sobre cómo deben funcionar las finanzas, nada más alejado de la razón de ser de Bitcoin que lo que pretende hacer el ICE.

Si bien es cierto que el precio de la criptomoneda de Bitcoin es muy volátil y que el proyecto en sí no ha terminado de madurar (aun cuando cada día más hay nuevas y mejores propuestas para aumentar su escalabilidad y favorecer su adopción masiva), Bitcoin tiene desde sus inicios objetivos bien claros: la descentralización financiera y la eliminación de la censura y de la burocracia bancaria.

Dicho esto, resulta irónico que ICE intente “arreglar a Bitcoin” mediante la centralización, cuando justamente Bitcoin nació para prescindir de la confianza en intermediarios de este tipo, depositándola ahora en un código basado en pruebas criptográficas.

La infraestructura de este sistema llamado Bitcoin fue pensada para que esto no ocurriera. Por lo menos no desde el punto de vista técnico. Es imposible que el ICE centralice, técnicamente hablando, a Bitcoin: para ello, necesitaría apoderarse de los nodos que procesan más del 51% del procesamiento de la red. Solo así podría tomar control de la emisión de los bitcoins.

Sin embargo, desde el ICE planean una centralización a su mercado. El ICE manifestó que sus ETF serían los primeros en liquidarse en bitcoins. Además, señalaron que las transacciones asociadas a sus ETF no se verían reflejadas en la cadena de bloques de Bitcoin. Para ello, tienen previsto crear un fondo de bitcoins, de tal manera que aspiran comprar gran parte de estas criptomonedas y centralizarlas para manejarlas a su antojo en una especie de cadena lateral a Bitcoin; dichas transacciones no se harían de manera pública y visible.

No obstante, como se indica en una de las páginas oficiales de Bitcoin, por más que alguien se empeñe en comprar todos los bitcoins, no podrá lograrlo: aún faltan muchos bitcoins por ser emitidos. Pero ello no implica que no puedan manipular el mercado, dada la volatilidad de la criptomoneda.

Lo que ICE ofrece como solución a Bitcoin es justamente lo que esta tecnología desecha. Además, tras 9 años de desarrollo, Bitcoin ha demostrado que para florecer no ha necesitado ser un activo financiero más de Wall Street. De hecho, podría decirse que, en todo este tiempo, Bitcoin ha superado con su transparencia a un mercado esencialmente opaco, como Wall Street.

Bitcoin es un sistema que solo depende de la comunidad de desarrolladores, mineros y usuarios. Es un proyecto global de libertad financiera que no depende ni siquiera de su propio creador o creadores. Su activo, la criptomoneda bitcoin, tiene una forma descentralizada de emisión, distinto a como ocurre con los billetes y monedas emitidas por los bancos.

A diferencia de los sistemas financieros tradicionales, donde la emisión de dinero depende de la voluntad de políticos, lo que ha conducido a economías inflacionarias, la emisión de bitcoins es finita y controlada por matemáticas. La volatilidad de su precio, si bien es innegable en la actualidad, se estabilizará con el aumento de la adopción en el futuro.

Por otro lado, el acceso al criptomercado se encuentra abierto para cualquier interesado que cuente con una cartera de criptomonedas. Mientras que Wall Street restringe la participación a inversionistas certificados bajo sus propios estatutos, el criptomonercado es accesible a cualquiera con acceso a Internet, democratizando la posibilidad de invertir.

Centralizar a Bitcoin desde Wall Street implicaría el fin de este proyecto debido a que mataría su esencia (la descentralización financiera) y lo convertiría en una especie de dólar digital (dólar porque esa es la moneda que domina el mercado mundial). Por ello, anuncios como el de ICE no son dignos de alegría para quienes defienden la visión de Bitcoin. No obstante, estas noticias provocan en algunos usuarios de Bitcoin una alegría efímera, insustancial, basada únicamente en la volatilidad de los precios; lo cual es completamente intrascendente y prescindible para el objetivo último de la tecnología.

Fuente: criptonoticias.com

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